martes, 17 de junio de 2008

Caminando por Fe

"Caminando por Fe"
escrito por Andrew Wommack


Un año en el evento anual del Charis Bible College Fin de Semana para Expandir Tu Visión, conforme yo estaba adorando al Señor, yo solo supe en mi corazón que el Señor entró al salón. No lo sentí, yo solo lo supe. Supe que El caminó al auditorio a través de las puertas frontales izquierdas y fue directo al frente en el escenario. El se paró ahí junto a mí por un momento, entonces El se dio la vuelta y descendió por el pasillo central hasta atrás del salón.

Yo sé que el Señor prometió que El siempre estaría con nosotros, de hecho, vive dentro de nosotros. Pero ahí había una manifestación tangible de Su presencia. Para ponerlo muy simple, yo creo que lo que llamamos unción es solo una manifestación de lo que ya es verdad en el ámbito espiritual. El Señor está siembre con nosotros, pero su presencia no siempre es tangiblemente manifiesta. Esta ocasión lo fue.

La presencia del Señor fue tan real, que abrí mis ojos para ver si yo podría verlo. En instantes, la gente empezó a caer de rodillas y adoraron al Señor en la misma secuencia como había sentido Su presencia caminando a través del salón. La gente se alegraba y sollozaba en voz alta. Esto era un tiempo poderoso de estar en la presencia manifiesta del Señor.

Pero aquí está la cuestión que fue tan especial para mí: Yo físicamente no pude ver o sentir nada extraordinario. No lo necesitaba. Lo supe por fe. Por el Espíritu supe lo que estaba ocurriendo antes de que abriera mis ojos y viera la confirmación del Señor moviéndose a través de la audiencia y tocando a la gente. Estaba tan satisfecho de saber estas cosas por el Espíritu como si yo hubiera sido físicamente abrumado y fijado al suelo bajo el poder del Espíritu Santo.

Conforme la reunión continuo, hubo muchas personas tocadas por la presencia manifiesta del Señor. Fue una de esas veces en que la gente quiere construir tres tabernáculos y simplemente acampar ahí. (Mateo 17:4). Aunque yo disfrutara a fondo de la experiencia entera, he llegado al lugar donde la fe cuando la presencia de Dios no está de manifiesto es tan verdadera como los tiempos especiales cuando el sentir confirma lo que la fe cree.

Aquella noche yo ministré sobre Lucas 24 donde los dos discípulos de Jesús estaban caminando hacia Emaús. Conforme caminaban por el camino, el Jesús resurrecto se les unió pero ellos no le reconocieron.

La Escritura dice,

"Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados para que no le conociesen.” (Lucas 24:15-16)

Estos eran los discípulos de Jesús y no obstante ellos no lo conocieron. ¿Cómo fue posible? ¿Cómo podría ser que tu no reconocieras a una persona con la que has vivido por más de tres años? Marcos tomando en cuenta este mismo suceso nos da la respuesta. Marcos condensa todo el encuentro en un versículo y dice,

"Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo". (Marcos 16:12)

La razón por la que los discípulos de Jesús no lo reconocieran a El fue porque El estaba en otra forma. Esto no significa que El pareciera otra persona y tuviera diferentes características físicas. En ese mismo día, justo minutos después de su encuentro con los discípulos en el camino de Emaús, Jesús se apareció a sus discípulos en Jerusalén y les mostró la huella de los clavos en Sus manos y pies (Lucas 24:39). Este era el mismo Jesús que ellos conocieron íntimamente con anterioridad. Él soportaba las señales de crucifixión en Su cuerpo resucitado. Pero ellos no lo conocían porque Él estaba ya no en un cuerpo físico. Él estaba en un cuerpo espiritual, glorificado. Ellos estaban buscando con los ojos físicos que solo ven cosas físicas, y Jesús estaba en un cuerpo espiritual que sólo podría ser plenamente reconocido con la visión espiritual.

Aquí hay una verdad asombrosa: Las cosas espirituales sólo pueden ser percibidas por nuestros espíritus. Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:6,

"Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido de Espíritu, espíritu es”.

Lo que Jesús estaba diciendo es, la carne es carne y el espíritu es espíritu. Tu no puedes percibir al espíritu a través de los sentidos carnales. Son mundos o ámbitos de la realidad totalmente diferentes.

El Apóstol Pablo hizo el mismo punto en 1 de Corintios 2:14 donde él dijo,

"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.

Los sentidos físicos no pueden discernir las cosas espirituales. Esto no está hablando solamente de comprender las verdades espirituales con nuestras mentes; esto también aplica a ver realidades espirituales con nuestros ojos o sentir cosas espirituales con nuestras emociones. Por supuesto que hay excepciones donde Dios abrió los ojos físicos para posibilitar que la gente vea ángeles e incluso el cielo, pero normalmente la única manera de acceder al ámbito espiritual es a través de nuestros espíritus por fe.

Aunque los tiempos especiales de la presencia manifiesta del Señor ocurren realmente cuando podemos sentir en el natural lo que es siempre verdadero en el espiritual, esta es la excepción en vez de la regla. No debemos estar más emocionados cuando sentimos algo que cuando estamos simplemente caminando en las promesas de Dios por fe. ¡Esta es una declaración radical!

El Señor empezó a enseñarme esto en mi temprano caminar con El. El 23 de marzo de 1968, el Señor se me manifestó en una forma tangible. Por cuatro meses, yo estaba físicamente consciente del amor y la presencia del Señor conmigo de un modo que virtualmente no requería fe. Yo lo podia sentir. Era impresionante. Pero cuando la sensación física se fue. Luego de un corto tiempo, yo fui reclutado y me encontré en Vietnam. La ausencia del compañerismo cristiano y todo a lo que estaba acostumbrado agudizó mi desesperación por el amor y la presencia del Señor. Yo podría decir sinceramente que yo estaba desesperado por Dios en el peor sentido de la palabra.

Entonces un día me desperté y sentí como si Dios se hubiera ido totalmente. No tenía ninguna sensación de Su presencia. La desesperanza y el miedo me invadieron como nunca en mi vida. Recuerdo que alguien entró a mi guarida y lo escondí bajo un altero de ropa. Estaba tan asustado que no podía enfrentar a nadie. Me sentí exactamente como en Efesios 2:12 que dice, "En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo."

Sentí como si Dios hubiera muerto o por lo menos me hubiera abandonado. Por tres días hice todo lo que sabía para tratar y recobrar la presencia de Dios. Ayuné, oré y estudié la Palabra constantemente. Nada parecía hacer ninguna diferencia. Entonces en la mañana del tercer día, me desperté y me encontré a mi mismo arrodillado al lado de mi lecho orando. Nada especial estaba ocurriendo, pero la simple presencia del Señor estaba de regreso. O quizá era simplemente que el miedo y la desesperanza se habían ido. Lo que fuera que fuese, yo tenía mi paz normal de regreso.

Sé que de acuerdo a las Escrituras que el Señor nunca nos deja ni abandona, entonces creo que era sólo mi percepción de que el Señor me había dejado. Sin embargo, esto me enseñó una lección maravillosa. Descubrí que yo había dado por sentado la paz diaria que la perdurable presencia del Señor produce. Creo que el Señor estaba cansado de que le rogara para tener una experiencia emocional especial. El quería que yo empezara a caminar por fe en lugar de sentir. De modo que El que me quitó la conciencia de Su presencia y me dejó sentir lo que seguramente se siente el infierno (la ausencia total de Dios). Esto tuvo un impacto profundo en mí.

Renuncié a mis peticiones por una epifanía y solo empecé a agradecerle a Dios por lo que tenía. Me metí en la Palabra de Dios y comencé a creer que el Señor estaba conmigo y me amaba, no a causa de lo que yo sentía, sino porque El me lo dijo en Su Palabra. Y comencé la transición de los sentimientos a la fe, de lo carnal a lo espiritual, de la inmadurez a la madurez. Esta es la forma en que yo me relacionaba con el Señor aquella noche en nuestro Fin de Semana para Expandir tu Visión del CBC. (Charis Bible College)

Percibí la presencia y el ministerio del Señor aparte de los sentimientos. Fue solo una revelación del Señor que yo acepté por fe. Cuando las manifestaciones confirmaron lo que yo sabía por fe, yo no estaba más cierto de Su presencia que lo que estuve antes de que llegara la confirmación física. Yo no dependía de alguna experiencia física. Yo tuve cada día amor, alegría y paz en las que camino, pero tuve fe que me dejó saber que que el amor y la presencia de Dios estaba conmigo en una forma infinitamente más grande que cualquier cosa que yo pudiera ver o sentir.

He tenido algunos encuentros imponentes con el Señor, e indudablemente, tendré más. Pero independientemente de lo maravillosas que son las experiencias que tu o yo tenemos con Él, son limitadas. Sólo hemos rasgado la superficie o hemos tocado la punta del iceberg del gran e imponente amor de Dios. Lo que tenemos dentro es infinitamente más poderoso y maravilloso que podemos vislumbrar y así será siempre. Tu no siempre podrás percibir la paz y la presencia de Dios contigo, pero lo está. Incluso en los tiempos cuando las circunstancias te gritan y afectan tus emociones, la gloria de Dios está ahí mismo dentro de ti, dándote amor, alegría, paz, y todos los frutos del Espíritu enlistados en Gálatas 5:22-23.

Tu no siempre vas a sentir la presencia de Dios. Esto puede impactarte o decepcionarte, pero así es. Y si tu estás creyendo poco realistamente que tendrás una manifestación constante de Su amor y su presencia, tu estás fuera del alcance de Dios y con un pie puesto para decepcionarte. Así no es El. El Señor ama trabajar en maneras sutiles que sólo son percibidas por la fe.

Mira la forma en que Jesús vino a la tierra. El no vino en un estilo grandioso. El vino humildemente, como un niño nacido de padres pobres. Su nacimiento no fue anunciado al César o al rey Herodes. Fue anunciado a humildes pastorcillos. Incluso el cuerpo físico de Jesús no era excepcional. Isaías 53:2 dice "No tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiéramos estimar."

Cuando la gente miraba el cuerpo físico de Jesús, requería fe el creer que El era Dios. El no era hermoso. El era natural. El no era extraordinario. Y cuando Jesús se levantó de la muerte, El nunca se mostró a ninguna persona que no fuera uno de Sus discípulos. Podríamos pensar que El se perdió de una gran oportunidad. Miles lo habían visto crucificado solo tres días antes. Todo lo que hubiera tenido que hacer era caminar por las calles de Jerusalén o ir al salón de juicios de Pilatos y las personas se hubieran forzado a reverenciarlo arrodillados y reconocerlo como el Cristo. Pero esa no es la naturaleza de Dios. Hebreos 11:6 dice, "Pero sin fe es imposible agradar a Dios."

Nuestro Dios es un Dios de fe, y se requiere fe para complacerle. El podría hacer que un ave se posara en tu hombro y te dijera que El te ama cada minuto de cada día. El podría escribir tu nombre con instrucciones en cada nube que cruza. El podría hacer que ángeles te visitaran cada mañana y noche para afirmarte que lo que El dice en Su Palabra es verdad. Pero esa no es fe, y así no es Dios. Segunda de Corintios 5:7 dice, "porque por fe andamos, no por vista."

Nosotros no caminamos por fe sólo cuando tenemos a la vista lo que realmente deseamos. Nosotros caminamos por fe, punto. Cuando la visión llega nosotros alabamos a Dios y seguimos caminando por fe.

Las cosas que te he intentado compartir en este artículo son profundas. No todos se dan cuenta de la importancia. Pero la fe es altamente superior a los sentimientos tal como el verdadero amor lo es sobre la lujuria. En realidad no hay comparación. Sin embargo la lujuria parece ser más común y fácil de llegar que el verdadero amor. Similarmente, la dependencia en nuestros sentidos es más común entre los Cristianos que la fe. Nosotros conocemos lo que Dios dijo en Su Palabra, pero no lo sentimos y por tanto nosotros no lo creemos. Eso está mal. La fe antecede a los sentimientos y siempre triunfa sobre los sentimientos. La fe producirá sentimientos, no siempre, pero algunas veces y necesitamos disfrutarlos cuando estos sentimientos vengan. Estar controlado por los sentimientos es un GRAN obstáculo a la fe verdadera. Tenemos que ponernos al lugar donde la Palabra de Dios es prueba suficiente bastante sin la confirmación emocional.

He realizado una lección en audio de este tema desde Lucas 24, intitulado “Caminando por Fe”. En esta enseñanza comparto la experiencia del Fin de Semana para Expandir Tu Visión y mi historia de Vietnam que relaté en este artículo. Entro en mucho detalle sobre este tema y pienso que podría realmente hacer una gran diferencia en tu vida. Hay mucho más de esto que lo que pude resumir en este artículo.

Andrew Wommack

2 comentarios:

s-ky-dea-th dijo...

-SON UNA GRAN BENDICIÓN
ESTOS ESTUDIOS

s-ky-dea-th dijo...

-Son una gran bendición
estos estudios.