Escrito por Andrew Wommack
En nuestros Seminarios Gospel Truth, siempre me doy un tiempo antes de las sesiones para hablar con amigos y socios. Una de las preguntas más frecuentes que me inquieren es “¿Que es lo que necesito hacer para recibir las bendiciones de Dios?” Esta pregunta generalmente viene acompañada de su explicación “He estado orando, leyendo mi Biblia, yendo a la Iglesia, pagando mis diezmos y sin embargo no me siento capaz de hacer que mis oraciones sean contestadas.”
En aquella pregunta y explicación yace la raíz del problema: Ellos han caído en la trampa de vincular la repuesta de Dios a su desempeño. Ellos no han comprendido apropiadamente el equilibrio entre la gracia y la fe y la relación entre ambos.
Por definición, la palabra gracia significa favor inmerecido, no ganado. Por lo tanto, la buena noticia es que la gracia no tiene nada que ver contigo. La gracia existió antes que tú llegaras a ser. Otra forma de decirlo es que, la gracia es la parte de Dios. La fe es definida como la respuesta positiva a lo que Dios ya ha provisto por gracia. En otras palabras, la fe es tu respuesta positiva a la gracia de Dios, o que la fe sólo se apropia de lo que Dios ya te ha provisto. Por lo tanto, la fe es tu parte.
La gracia y la fe funcionan juntas y deben estar en equilibrio. Efesios 2:8-9 dice:
"Porque por gracia soy salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe"
Algunas veces leemos un pasaje de la Escritura que es tan familiar, que no nos detenemos a pensar acerca de lo que realmente está diciendo. En este versículo, una profunda verdad es declarada. Dice que somos salvados por la gracia mediante la fe, no una o la otra. Piénsalo de esta forma –la gracia es lo que Dios hace; la fe es lo que nosotros hacemos. Se requiere de ambos funcionando conjuntamente para recibir la salvación.
La salvación no depende solamente de la gracia. Si así fuera, todos estarían salvados y yendo al cielo, dado que la gracia de Dios es la misma para todos (Tito 2:11). El ya compró el regalo de la salvación para todos a través de Jesús. Es por la fe que una persona recibe lo que fue hecho hace 2,000 años.
La mayoría de nosotros creemos que para ser salvados, necesitamos pedirle a Dios que nos perdone por nuestros pecados. Pero eso no es lo que la Biblia enseña. En la 1ª. Juan 2:2 declara que Jesús fue el atoning sacrificio por nuestros pecados y no sólo por los nuestros, sino también por todos los pecados de todo el mundo. Jesús no solamente murió por aquellos que El conoció y que lo aceptaron a El, El murió por cada pecador que alguna vez ha vivido en esta tierra. Y Él murió antes de que tu ó yo hubiésemos cometido un solo pecado.
Esta es una verdad radical que hará que me saquen a patadas de la mayoría de las iglesias: ¡El pecado no tiene nada que ver con Dios! El señor no está esperando a que nosotros le pidamos a El perdón por nuestros pecados. Los pecados de todo el mundo –pasados, presentes, y futuros- ya han sido perdonados. Incluso ¡la gracia le fue extendida a un hombre como Adolfo Hitler! Jesús amó a Hitler y pagó por sus pecados tal y como El lo hizo por ti y por mí. Dios no hace distingos de las personas (Romanos 2:11).
Dios ya hizo Su parte, ahora depende de ti recibir la verdad por fe y hacerla una realidad en tu vida. ¡Amén!
Juan 1:29 declara:
“He aquí, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Nueva Versión Internacional).
En Juan 16:8-9, Jesús dijo:
“Y cuando el venga, el reprobará el mundo de pecado, de justicia y de juicio: de pecado, porque ellos no creyeron en mí.”
La iglesia a menudo malinterpreta esta escritura y predica que el Espíritu Santo está aquí para convencerte de todos tus pecados. Esto no es para lo que el Espíritu Santo está aquí. El está aquí para convencenrte del sólo pecado de no recibir a Jesús como tu salvador. La única convicción es la de creer en Jesucristo.
La gente no va al infierno por cometer adulterio, robar o incluso asesinar. Esos, como todos los pecados, ya fueron pagados. Esto es lo que la Biblia dice en Juan 16:8-9 –el único pecado que va a mandar a la gente al infierno es la de rechazar a Jesucristo como su salvador personal. ¡Así que deja de ampliar el pecado en tu vida!
El mensaje que la mayoría de la iglesia está predicando hace que nos volvamos conscientes del pecado en lugar de conscientes de su justicia divina (Rom. 3:19-20) También ocasiona que vinculemos nuestro desempeño con todas las otras bendiciones de Dios.
La gracia de Dios ya ha provisto no sólo para la salvación sino también para toda necesidad de tu vida. Esa provisión no depende de si lees la Biblia lo suficiente, oras lo suficiente, vas a la iglesia o incluso si pagas tus diezmo. Antes de que tu alguna vez tengas una necesidad financiera, Dios creó la provisión. Antes de que enfermaras, Dios, a través de la gracia, proveyó sanidad (1ª. Pedro 2:25) Antes de que te desanimaras, Dios te bendijo con todas las bendiciones espirituales (Efesios 1:3) Dios anticipó toda necesidad que tu alguna vez puedas tener y ha cubierto esas necesidades a través de Jesús antes de que existieras. Eso es gracia.
Jesús no ha salvado, sanado, liberado o prosperado a una sola persona en los últimos 2,000 años. Lo que Dios ha provisto por gracia hace 2,000 años ahora se vuelve realidad cuando se combina con la fe. La fe se apropia de lo que Dios ya ha provisto. La fe no mueve a Dios, El no es el que está atorado. La fe no hace que Dios haga algo. La fe y la gracia funcionan juntas y nuestra parte es aceptar lo que Dios ya ha hecho. La gracia debe ser equilibrada con la fe.
Muchos Cristianos creen que Dios se mueve soberanamente como al El le place cuando a El le place. Esto es porque la religión les enseña que Dios controla todo y que nada puede ocurrir sin Su permiso. Sin embargo, esto no es cierto, no todo depende de Dios. Tengo una enseñanza intitulada “La Autoridad del Creyente” que explica esto más en detalle.
Por ejemplo, cuando mi padre falleció, se me dijo que Dios lo necesitaba en el cielo más de lo que yo lo necesitaba aquí. Con doce años yo sabía más que eso. ¿Para qué Dios necesitaría a mi papá en el cielo? Dios no mató a mi papá. Eso no es lo que la Palabra de Dios enseña. La escritura deja muy claro que Jesús vino a destruir los trabajos del diablo (Heb. 2:14 y 1ª. Juan 3:8). Satanás es el que anda por ahí buscando a quién puede devorar (1ª. Pedro 3:8) Satanás es el que viene a robar, matar y destruir (Juan 10:10).
Dios está siendo mal representado. Si El fuera culpable de todas las cosas por las que lo culpamos a Él, no habría en la faz de esta tierra una nación civilizada que no lo condene a El por crímenes contra la humanidad. Creo que la peor idea del cuerpo de Cristo es la idea de que Dios causa o permite el mal en alguna forma para que crezcamos espiritualmente. Rinde a la gente pasiva y les quita la esperanza.
Si tu realmente crees que Dios controla todo ¿qué caso tiene el hacer algo? Después de todo, todo depende de Dios. Si tu crees que Dios está tratando de enseñarte algo a través de la enfermedad o la pobreza ¿por qué ver a un médico o buscar empleo? ¿Por qué no sufrir todo lo que puedas y realmente aprender la lección? O sea ¿qué tan tonto puedes ser y aún respirar?
Esta es una doctrina terrible hermanas y hermanos. La Biblia dice que en los últimos días la gente llamará mal al bien y bien al mal (Is. 5:20). Hay denonimaciones que hoy día enseñan que cuando tu te enfermas o tienes problemas financieros, Dios lo está causando para que Él pueda enseñarte algo o para hacerte humilde. Este es un ejemplo de llamar el bien al mal.
Dios no es responsable por matar bebés, por la violación, la violencia, la pobreza o la enfermedad. Satanás es el autor del mal, y la Biblia claramente declara que estamos para resistir al Enemigo (Santiago 4:7). Resistir significa activamente pelear contra algo. Si no estamos peleando contra la enfermedad, por ejemplo, entonces nos estamos sometiendo a ella. Ocasionalmente decirle a Satanás “Por favor déjannos solos” no es resistir al diablo. Necesitamos enojarnos con el diablo, y no nos enojaremos si creemos que Dios es quien está causando o permitiendo el problema.
La voluntad de Dios no ocurrirá automáticamente. Jesús dijo que no todos serán salvados (Mateo 7:13) sin embargo la Escritura dice que es la voluntad de Dios que ninguno perezca (2ª. Pedro 3:9). Dios ha provisto la salvación, sanidad, provisión financiera y todo lo que necesitamos. Pero si nosotros no respondemos en fe a lo que El ha provisto por gracia, no recibiremos.
La voluntad de Dios es que todos estén sanados. Hechos 10:38 dice que Jesús andaba por ahí haciendo el bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el demonio, y llamó a lo que El hizo “el bien”. Y en la 1ª. Pedro 2:24 nos dice que nosotros fuimos sanados por Sus heridas, sin embargo la mayoría de nosotros todavía no recibimos Su sanación en nuestras vidas.
No es la verdad la que te hace libre: es la verdad que tu conoces la que te hará libre (Juan 8:32). Y la verdad es que necesitas poner tu fe en lo que Dios ya ha hecho, no en lo que tú haces. Dios, por Su gracia, ya ha provisto sanación, prosperidad, perdón de los pecados y mucho más. Sin embargo, debe ser apropiada por fe.
Dios ha hecho Su parte al dar a Su Hijo, Jesús. Su gracia ha provisto todo a través del sacrificio de Jesús. Esto es demasiado bueno para ser verdad porque no hay absolutamente nada que nosotros podamos hacer para ganárnosla y nada que podamos hacer para perderla. Nuestra parte es simple: Respondemos a Su gracia por fe y nos apropiamos de lo ya ha sido alcanzado.
Ten simple como suena, la mayoría de los Cristianos no comprenden este concepto. Asegúrate que no sea tu caso. Esto es fundamental en tu relación con Dios y en la razón por la que no estás viendo tus oraciones contestadas. Para ayudar, acabo de lanzar mi nuevo libro “Viviendo en el Equilibrio de Gracia y Fe”. También disponible en formatos CD y DVD.
No confundas este con mi primer libro, escrito en 1987, intitulado “Gracia y Fe”. Esta fue una versión corta de lo que ahora ha evolucionado a una enseñanza más completa “Viviendo en el Balance de Gracia y Fe”. Creo que este mensaje está en corazón del Evangelio y es el corazón del mensaje que Dios me ha dado para ayudar a transformar al mundo. Por ello, estoy lanzando este nuevo libro en su versión de pasta dura.
Muchos enfatizan en la gracia y otros enfatizan la fe. Pero muy pocos enfatizan el balance entre gracia y fe. Es como sodio y cloro: tomados individualmente, ambos son venenos y pueden matarte. Cuando se mezclan, se convierten en sal que tu requieres para vivir. La gracia sin tu respuesta positiva de fe no te salvará. Y la fe que no es una respuesta a la gracia de Dios te llevará a condenación. Pero, pon tu fe en lo que Dios ya ha hecho por ti y tendrás la victoria que vence al mundo (1ª. Juan 5:4).
1 comentario:
Gloria a Dios por esta gran revelación.
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