martes, 17 de junio de 2008

Lo Que Complace a Dios

Lo Que Complace a Dios

Escrito por Andrew Wommack

Unos cuantos años atrás durante un servicio dominical en St. Joseph, Missouri, le pregunté a la congregación cuántos de ellos realmente querían más que cualquier otra cosa el complacer a Dios. Todas las manos se alzaron. Luego les pregunté “¿Cuántos de ustedes piensan que Dios está realmente complacido contigo?” De las cuatrocientas personas, sólo un niño de once años y una niña de 10 años alzaron sus manos. Eso fue todo.

Muy pocos creyentes actualmente creen que ellos están complaciendo a Dios. La mayoría siente algún grado de perdón y quizá de aceptación, pero pensar que el Señor está de hecho complacido con nosotros es otra cuestión. Una persona puede elegir amarte por su propia bondad, pero para estar complacida contigo, a ellos les tiene que agradar tu desempeño. ¿Correcto?

Con Dios, nadie puede complacerlo a El basándose en el desempeño. Su estándar es perfección, y ninguna bondad de nuestra parte podrá compensar nuestros pecados. Podemos complacer al ser humano con nuestras acciones, pero "por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom. 3:23). Para hacer eso se requiere la preciosa sangre de Jesús.

La forma en que nosotros recibimos el perdón que está disponible a través de la sangre de Jesús es por la fe. (Rom. 10:9-17). Cuando ponemos nuestra fe en Jesús como nuestro Salvador, estamos complaciendo a Dios. Hebreos 11:6 dice, "Pero sin fe es imposible agradar a Dios."

La fe viene del corazón (Rom. 10:10), y Dios ve el corazón — no las acciones (1 Sam. 16:7). Por supuesto, Dios ve nuestras acciones y tratará con nosotros sobre ellas, pero sólo porque éstas están inseparablemente ligadas a nuestros corazones (Prov. 23:7). Son nuestros corazones lo que realmente le importan a Dios y la fe en El (confianza, fiabilidad) es para lo que El busca el corazón.

Una persona cuyas acciones no son correctas pero que confía en el Señor es más complaciente para Dios que un individuo que esté haciendo cosas correctas pero que no tenga fe en Dios. No es cuestión de que aquellos que actúen mejor serán aceptados y aquellos que actúen peor serán rechazados. Eso pondría a algunos de los seguidores de otras religiones adelante de muchos Cristianos, pero eso no es lo que la Biblia enseña.

Ese es exactamente el punto que Pablo está haciendo en Romanos 11:6: "Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra." Ese es el antiguo Castellano para decir: "Es de un modo o de otro pero no por una combinación de los dos." Somos salvados por la gracia de Dios a través de lo que Jesús hizo por nosotros, o somos salvados por lo que hacemos sin Jesús, pero no por una combinación de ambos. La elección debería ser la obvia.

Elías
es un ejemplo de un gran hombre quien vivió una vida santa y no se ganó la complacencia de Dios con sus acciones. El cometió algunos errores graves. El huyó ante una persecución y se puso tan deprimido por ello que le pidió al Señor que lo matara (1 Reyes 19). El Señor le dio tres órdenes directas en voz audible (1 Reyes 19: 15-16), y Elías nunca realizó dos de ellos (refiérete a mi enseñanza intitulada “¿La Caída de Elías?”). La mayoría de la gente pensaría que Dios no podría estar complacido con Elías, sin embargo Elías fue trasladado.

Aún cuando las condiciones de nuestro corazón influencian nuestras acciones, todos fallamos en nuestro desempeño en cierto grado. Elías lo hizo. Si Dios usara el desempeño como la base para si sí o si no El está complacido con nosotros, ninguno pasaría la prueba jamás. "Señor, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse en pie? " (Salmo 130:3).

Satanás solía acusarme y decir "¿Qué te hace pensar que Dios te usará?" La verdad es que ninguno de nosotros es perfecto, no nos merecemos las bendiciones de Dios. Ahora yo pongo mi fe en Jesús. Es difícil para algunas personas aceptar esto. Nos han enseñado que si nosotros no somos santos, Dios no nos bendecirá. Cuando Dios te ve a ti, El no ve tu bondad — El ve a Jesús.

Si tú estás caminando en fe, tú usas esa fe como tipo de cambio entre Dios y tu. Dios está complacido contigo a pesar de que tus acciones no estén a la altura. Tu vida puede ser un desastre, pero Dios sigue complacido contigo. Nuestra religión dice que eso es hipocresía. Por el contrario, el peor pecado es la vanagloria — la actitud de que Dios te la debe porque tu has sido bueno.

La parte difícil es que no hay modelos o patrones para la gracia. Tu empleador te contrata con base al desempeño. La relación padre-hijo está basada en el desempeño, aún cuando no debiera ser así. En lo que respecta a Dios, tu desempeño no te hace merecedor de nada. Si tú pecas, tú necesitas un salvador. Es tu fe en Jesús la que te garantizará el acceso a Dios.

La mayoría de la gente acepta este nivel de gracia en lo que respecta a la salvación. Sin embargo, algunos de ustedes pueden pensar que después de que naciste de nuevo, Dios espera que ores y estudies; y que si tu no haces estas cosas, Dios no te bendecirá. ¡Después de que naciste de nuevo, no cambia! Colosenses 2:6 dice, "Por lo tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él." Cuando nacemos de nuevo, venimos a Jesús tal como somos. De hecho si una persona ha pecado mucho, es aún mayor razón para venir a Jesús. En lo que se refiere a ser sanado, es una historia diferente con la mayoría de los Cristianos. Ellos piensan que si no has leído tu Biblia hoy, o que si tú tuviste un pleito de camino a la iglesia, eso evitará que tu sanes.

Ese es un doble estándar. Está diciendo que es diferente el modo en que te acercas a Dios después de que tú has nacido de nuevo. Tus acciones hoy pueden no complacer a Dios, pero tú puedes ser sanado o liberado a pesar de ello.

Algunos de ustedes podrán pensar que estoy abogando por el pecado. No lo estoy — sus acciones son importantes para ustedes. Tu santidad es importante porque cambia tu corazón hacia Dios y no el corazón de Dios hacia ti. La profanidad o la no santidad, te lastimará. Aún cuando Dios te amará en igual medida, tú no amarás a Dios en igual medida. Endurecerá tu corazón hacia Dios. Es como comer. Tu debes comer para mantenerte vivo, pero comer no es la vida. Si tu te quedas sin una comida ¿morirías? Si vives constantemente en pecado y nunca te alimentas a ti mismo espiritualmente, eso te matará. No estoy diciendo que debas ignorar tus acciones. Tú nunca vas a hacer todo perfectamente, pero no permitas que eso te aleje de recibir las bendiciones de Dios.

Lucas 22 nos muestra un ejemplo de alguien que tuvo fe y agradó a Dios. En los versículos 31 y 32 Jesús está hablando a Pedro antes de la crucifixión. "Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás ha deseado tenerte, para zarandearos como a trigo. Pero yo he rogado por ti, por que tu fe no falle, y tu una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” Pedro falló tremendamente. El negó al Señor tres veces. El maldijo y blasfemó de Dios, sin embargo Jesús oró para que su fe no fallara. Las oraciones de Jesús siempre fueron contestadas. Las acciones de Pedro fallaron, pero no su fe. Si Pedro no se hubiera arrepentido, eso lo hubiera matado. El fue restaurado para Dios y prosiguió para convertirse en pilar de la iglesia.

Algunos
de ustedes pueden estar pensando, “Esto es genial — yo puedo vivir como el diablo y aún obtener lo que yo quiera de Dios.” Si tú piensas eso, yo diría que tu no has nacido de nuevo, porque un Cristiano quiere complacer a Dios. Esta palabra es para Cristianos quienes tienen un deseo de servir a Dios pero quienes todavía caen en pecado. Cuando eso ocurre, tu te das cuenta y te actualizas y te pones de pié con confianza en tu Salvador. Tu fe en Jesús agrada a Dios. Ninguno de nosotros es salvado y se encamina derecho rumbo a Dios. Damos tumbos alrededor, pero seguimos encaminados a la dirección general.

"Para la alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptados en el Amado " (Efesios 1:6). Tu sí complaces a Dios a través de tu fe en Jesús como tu Salvador y debes percibir que tu le agradas a El.

Andrew Wommack

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