domingo, 7 de diciembre de 2008

Gracia y Fe

Gracia y Fe
por Andrew Wommack

"Porque por la gracia sois salvos a través de la fe; y esto no es de vosotros: es un don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)


La gracia y la fe son totalmente dependientes una de la otra. Estos versículos en Efesios 2 nos muestran que somos salvados por gracia a través de la fe, no por una o la otra. He escuchado a muchas personas quienes han centrado su enseñanza en la gracia o en la fe, pero la Palabra de Dios nos enseña que ambas deben ser combinadas. Fracasar en hacer esto ha sido la razón de mucha frustración.

Primero nosotros tenemos que tener un entendimiento común de lo que estos términos, gracia y fe, significan. Es de lo más comúnmente aceptado que gracia literalmente significa el inmeritorio favor de Dios. Es algo que Dios nos ha conseguido completamente sin nuestra ayuda e independientemente de lo que nosotros merecemos. Tu no te puedes ganar la gracia de Dios.


La fe tiene muchas facetas, y muchos, muchos libros han sido escritos tratando de definirla. En sus términos más simples, la fe es tu respuesta positive a Dios. Muchos Cristianos sinceros han incurrido en un error mayor al pensar que la fe es algo que nosotros hacemos para ganar u obtener una respuesta positiva de Dios. Dios no se mueve en respuesta a tu fe. Dios ya se ha movido a través de Su gracia y tu fe es simplemente tu respuesta a lo que crees que Dios ya ha hecho.


Tomemos un ejemplo. Efesios 2:8 dice que nosotros somos salvados por gracia a través de la fe. Dios, por gracia, hizo una expiación/reconciliación por nuestros pecados. No estaba basado en algo que nosotros hubiésemos hecho para merecerlo. Todo lo contrario, Dios ordenó su Amor hacia nosotros mientras nosotros todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Rom. 5:8). Fue totalmente la gracia de Dios la que proveyó la salvación.


Pero la gracia de Dios por si sola no hace que la salvación sea una realidad en nosotros. Efesios 2:8 dice que es por su gracia a través de la fe. La gracia de Dios no nos cambia sino hasta que nosotros le respondamos en fe. Conforme nosotros mezclamos la fe con aquello que Dios ya nos ha provisto por gracia, entonces el milagro del nuevo nacimiento tiene lugar. Pero ahí debe haber gracia (lo que Dios ya ha hecho) más fe (tu respuesta a la gracia de Dios).


Tito 2:11 dice que la gracia de Dios ha aparecido, o venido a todos los hombres. Si la gracia de Dios salvara por si misma, entonces todos los hombres estarían salvados. Pero, te das cuenta, todos los hombres no contestado en fe a la gracia de Dios.


Tu fe no hizo que Dios se moviera para proveerte de salvación a tí. Esta fue provista por gracia antes de que tu nacieras. Esta es la razón por la que puedes creer en el perdón de los pecados tan fácilmente. Toda la carga de producir se dejó a Dios, donde debe estar. Tu único requisito era creer. Tu creencia no movió a Dios. Más bien, te movió a tí.


Por Su gracia Dios ya nos ha bendecido con todo lo que alguna vez recibiremos de Él. (Efesios 1:3). La fe nos cambia a nosotros, a las circunstancias y demonios y nos pone en un acuerdo con Dios.
Pero la fé no cambió ni movió a Dios.


Muchas personas que se están hacienda concientes de la fe hoy día han cometido este error de creer que Dios sostiene nuestra fe y que cuando ésta llega a cierto nivel, entonces Él se mueve en respuesta a nuestras plegarias. Ellos piensan “Señor, yo he estado ayunando y orando. He ido a la iglesia y he pagado mis diezmos. ¿Me sanarás ahora?” Ellos de hecho están poniendo su fe en lo que ellos han hecho en lugar de en lo que Dios ya ha hecho a través de la gracia.


Si nosotros le diésemos ese mismo tratamiento al perdón de los pecados, nosotros nunca habríamos nacido de nuevo. Nosotros venimos a Dios, no en la base de lo que habíamos hecho o con una negociación u oferta para presentarle a El lo que podríamos hacer. Sino que simplemente venimos tal como éramos y pusimos nuestra total dependencia en Su gracia (favor inmerecido) y recibimos el más grande milagro que alguna vez recibiremos, el nuevo nacimiento. Si nosotros mantenemos nuestra fe en Él de esta misma manera, entonces nosotros continuaremos observando los mismos resultados. (Col. 2:6).

Cuando se trata de prosperidad o sanación, la mayoría de los Cristianos piensan “Yo se qué Él puede cubrirme esta necesidad, pero no he rezado lo suficiente, o no he estado viviendo como debería.” Bueno, permíteme preguntarte esto: ¿Habías estado viviendo como deberías cuando veniste al Señor por perdón de los pecados? ¿Habías ayunado u orado lo suficiente para ganarte el inmerecido favor de Dios? Claro que no. Gálatas 3:3 dice "¿Tan insensatos sois que habiendo comenzado en el Espíritu, ahora os perfeccionais por la carne?" Si nosotros continuamos sólo con poner la fe en la gracia de Dios, nosotros veríamos manifestarse en el ámbito físico cada respuesta a la oración.


Dios nuestro Padre ya nos ha provisto todo por Su gracia. Si necesitas sanación, Dios no te sanara. ¡El ya lo hizo! La Primera de Pedro 2:25 muestra que fuimos sanados por las heridas que Jesús recibió en Su espalda. Cuando tu oras para ser sanado, Jesús no se baja del trono y recibe más heridas para que tu puedas ser sanado.
Eso ya está hecho. Eso es gracia. Todo lo que tu tienes que hacer es responder a esa gracia en fe y tu cuerpo manifestará lo que Jesús ya ha provisto. Josué 1:8 nos dice que cuando nosotros meditamos en la Palabra día y noche y observamos todo lo que está escrito en ella, entonces nosotros hacemos nuestro camino próspero y entonces tenemos buen éxito. Dios por Su gracia, ya ha liberado Su prosperidad sobre cada persona en la faz de la tierra. (Tito 2:11). Pero conforme nos sumergimos en la Palabra de Dios y actuamos en ella, nos cambia de tal forma que podamos recibir por fe. Dios no necesita que lo cambiemos, ¡El ya está de nuestro lado!


Si tu pones tu fe en la gracia de Dios, tu siempre vencerás al mundo (Juan 16:33 y 1a. de Juan 5:4)


Escrito por Andrew Wommack

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