Conocimiento Por Revelación
Escrito por Andrew Wommack
Hoy en día una de las cosas que más se requiere en el cuerpo de Cristo es el conocimiento por revelación de la Palabra de Dios.
Para comprender qué es el conocimiento por revelación y cómo puedes ponerlo a funcionar en tu vida tienes al menos que saber lo básico acerca de tu espíritu, alma y cuerpo. Tu espíritu es la parte de ti que fue cambiado en la salvación. La Segunda de Corintios 5:17 dice “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." Tu cuerpo y tu alma no se volvieron totalmente nuevos. Sólo pueden cambiarse y renovarse conforme creces en el Señor, pero ese es un proceso continuo. La única parte de ti que fue completamente cambiada en la salvación fue tu ser interior o espíritu.
Este espíritu nacido-de-nuevo es/está renovado en conocimiento a la imagen de Aquel que lo creó (Col. 3:10). La Primera de Corintios 2:16 dice: “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo,” y la 1a. de Juan 2:20 dice " Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” Estas escrituras nos muestran como nuestro ser spiritual está completo en Jesús. (Col. 2:10). Nosotros sabemos todas las cosas.
Pero aún cuando esto es verdad en tu espíritu, este conocimiento no redituará en tu parte física y tu parte de alma sino hasta que lo liberes mediante la renovación de tu mente. Romanos 12:2 dice " No os conforméis con este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál es la buena, aceptable y perfecta, voluntad de Dios." Nuestras mentes son -de hecho- el campo de batalla. Nuestro espíritu está completo (Efesios 4:24, Col. 2:10), y nuestros cuerpos harán lo que se les diga, pero nuestra parte de alma (misma que incluye nuestro intelecto) tiene la responsabilidad de elegir o de ejercer nuestro libre albedrío. Entonces en ese sentido, el alma de una persona es el amo sobre toda la persona. Para el hombre nacido-de-nuevo, el espíritu es la fuerza generadora o conductora de vida, pero el alma tiene la-última-palabra a causa del libre albedrío. Dios no violará nuestro libre albedrío excepto en el juicio final. Por lo tanto es necesario que consigamos que esta “mente de Cristo” (que todos hemos recibido en nuestro ser spiritual) funcione en nuestra mente del alma para que podamos tomar las elecciones correctas. Esto se realiza mediante el estudio de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la sabiduría de Dios (Lucas 11:49), escrita para que nuestro hombre de alma pueda leerla y comprenderla. Pero la 2ª.Corintios 3:6 nos muestra que el mero conocimiento de la Palabra de Dios no es suficiente. Debemos tener el entendimiento espiritual porque la Palabra de Dios es espíritu y es vida. (Juan 6:63)
Cuando el conocimiento de la Palabra de Dios entra a nuestra mente de alma mediante estudiarla o escucharla, nuestro espíritu testifica con la verdad e imparte sabiduría, que es la habilidad de aplicar el conocimiento. Esto entonces se convierte en conocimiento por revelación, no sólo hechos acerca de Dios (con los que podrías programar a una computadora), sino el conocimiento de Dios que divinamente se ha acelerado en nosotros por Dios a través de nuestro espíritu renacido.
Esto explica por qué la Palabra de Dios parece funcionar para algunas personas y no para otras. En la superficie podría aparentar que todos conocemos la Palabra, pero en verdad, sólo aquellos que han vencido tienen la Palabra de Dios hecha viva en su interior mediante el conocimiento por revelación. ¡La Palabra de Dios funciona! Y si tenemos en nuestros corazones la verdadera revelación de la Palabra de Dios, venceremos al mundo.
¿Cómo recibimos la Palabra de Dios para que se haga viva y poderosa en nuestras vidas tal como lo menciona Hebreos 4:12? Una manera importante es a través de meditar la Palabra de Dios. Muy a menudo, tenemos tanta hambre de aprender la Palabra de Dios que no nos tomamos el tiempo suficiente para permitir que la mente de Cristo en nuestro ser espiritual nos de una revelación completa del poder que está en esas palabras. Hubo un tiempo en mi vida en el que estaba tan ocupado leyendo cada libro y yendo a escuchar a cada predicador que el Señor me dijo que parara todo eso y que hiciera que la verdad que El me había dicho fuera una realidad en mi vida. No estoy diciendo que deberíamos dejar de llenarnos a nosotros mismos con el conocimiento de la Palabra, pero necesitamos darnos cuenta que sólo la Palabra que se ha mezclado con fe (que proviene de nuestro ser espiritual, Rom. 10:10) redituará para nosotros (Heb. 4:2). Estaríamos mejor con tan solo una pequeña cantidad de la Palabra en nosotros si ésta fuera una verdadera revelación de Dios para nosotros, que si tenemos enormes cantidades de la Escritura sólo con conocimiento carnal. Los primeros discípulos comprobaron esto porque en comparación con la Palabra de Dios completa que tenemos hoy día, ellos no tuvieron la mayoría de las escrituras del Nuevo Testamento. Las escrituras del Antiguo Testamento no estaban fácilmente disponibles para ellos y sin embargo ellos aún así transformaron su mundo presente.
Este conocimiento por revelación es lo que ha estado haciendo falta en la presentación de la Palabra de Dios del ámbito religioso. Los predicadores carnales han estado dando conocimiento carnal a gente carnal y por ende el verdadero poder de la Palabra de Dios no ha sido liberado. Pero en estos últimos días, el conocimiento por revelación de Dios está comenzando a fluir entre Su gente más que nunca antes. Los creyentes no están respondiendo a los títulos que anteceden o proceden al nombre de una persona, sino más bien al poder de la Palabra de Dios, independientemente del recipiente del que proviene, “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1ª. Cor. 4:20). Tu puedes tener este conocimiento por revelación, porque Dios ya te dio la “mente de Cristo” (1ª Cor. 2:16).
Andrew Wommack
Escrito por Andrew Wommack
Hoy en día una de las cosas que más se requiere en el cuerpo de Cristo es el conocimiento por revelación de la Palabra de Dios.
Para comprender qué es el conocimiento por revelación y cómo puedes ponerlo a funcionar en tu vida tienes al menos que saber lo básico acerca de tu espíritu, alma y cuerpo. Tu espíritu es la parte de ti que fue cambiado en la salvación. La Segunda de Corintios 5:17 dice “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." Tu cuerpo y tu alma no se volvieron totalmente nuevos. Sólo pueden cambiarse y renovarse conforme creces en el Señor, pero ese es un proceso continuo. La única parte de ti que fue completamente cambiada en la salvación fue tu ser interior o espíritu.
Este espíritu nacido-de-nuevo es/está renovado en conocimiento a la imagen de Aquel que lo creó (Col. 3:10). La Primera de Corintios 2:16 dice: “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo,” y la 1a. de Juan 2:20 dice " Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” Estas escrituras nos muestran como nuestro ser spiritual está completo en Jesús. (Col. 2:10). Nosotros sabemos todas las cosas.
Pero aún cuando esto es verdad en tu espíritu, este conocimiento no redituará en tu parte física y tu parte de alma sino hasta que lo liberes mediante la renovación de tu mente. Romanos 12:2 dice " No os conforméis con este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál es la buena, aceptable y perfecta, voluntad de Dios." Nuestras mentes son -de hecho- el campo de batalla. Nuestro espíritu está completo (Efesios 4:24, Col. 2:10), y nuestros cuerpos harán lo que se les diga, pero nuestra parte de alma (misma que incluye nuestro intelecto) tiene la responsabilidad de elegir o de ejercer nuestro libre albedrío. Entonces en ese sentido, el alma de una persona es el amo sobre toda la persona. Para el hombre nacido-de-nuevo, el espíritu es la fuerza generadora o conductora de vida, pero el alma tiene la-última-palabra a causa del libre albedrío. Dios no violará nuestro libre albedrío excepto en el juicio final. Por lo tanto es necesario que consigamos que esta “mente de Cristo” (que todos hemos recibido en nuestro ser spiritual) funcione en nuestra mente del alma para que podamos tomar las elecciones correctas. Esto se realiza mediante el estudio de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la sabiduría de Dios (Lucas 11:49), escrita para que nuestro hombre de alma pueda leerla y comprenderla. Pero la 2ª.Corintios 3:6 nos muestra que el mero conocimiento de la Palabra de Dios no es suficiente. Debemos tener el entendimiento espiritual porque la Palabra de Dios es espíritu y es vida. (Juan 6:63)
Cuando el conocimiento de la Palabra de Dios entra a nuestra mente de alma mediante estudiarla o escucharla, nuestro espíritu testifica con la verdad e imparte sabiduría, que es la habilidad de aplicar el conocimiento. Esto entonces se convierte en conocimiento por revelación, no sólo hechos acerca de Dios (con los que podrías programar a una computadora), sino el conocimiento de Dios que divinamente se ha acelerado en nosotros por Dios a través de nuestro espíritu renacido.
Esto explica por qué la Palabra de Dios parece funcionar para algunas personas y no para otras. En la superficie podría aparentar que todos conocemos la Palabra, pero en verdad, sólo aquellos que han vencido tienen la Palabra de Dios hecha viva en su interior mediante el conocimiento por revelación. ¡La Palabra de Dios funciona! Y si tenemos en nuestros corazones la verdadera revelación de la Palabra de Dios, venceremos al mundo.
¿Cómo recibimos la Palabra de Dios para que se haga viva y poderosa en nuestras vidas tal como lo menciona Hebreos 4:12? Una manera importante es a través de meditar la Palabra de Dios. Muy a menudo, tenemos tanta hambre de aprender la Palabra de Dios que no nos tomamos el tiempo suficiente para permitir que la mente de Cristo en nuestro ser espiritual nos de una revelación completa del poder que está en esas palabras. Hubo un tiempo en mi vida en el que estaba tan ocupado leyendo cada libro y yendo a escuchar a cada predicador que el Señor me dijo que parara todo eso y que hiciera que la verdad que El me había dicho fuera una realidad en mi vida. No estoy diciendo que deberíamos dejar de llenarnos a nosotros mismos con el conocimiento de la Palabra, pero necesitamos darnos cuenta que sólo la Palabra que se ha mezclado con fe (que proviene de nuestro ser espiritual, Rom. 10:10) redituará para nosotros (Heb. 4:2). Estaríamos mejor con tan solo una pequeña cantidad de la Palabra en nosotros si ésta fuera una verdadera revelación de Dios para nosotros, que si tenemos enormes cantidades de la Escritura sólo con conocimiento carnal. Los primeros discípulos comprobaron esto porque en comparación con la Palabra de Dios completa que tenemos hoy día, ellos no tuvieron la mayoría de las escrituras del Nuevo Testamento. Las escrituras del Antiguo Testamento no estaban fácilmente disponibles para ellos y sin embargo ellos aún así transformaron su mundo presente.
Este conocimiento por revelación es lo que ha estado haciendo falta en la presentación de la Palabra de Dios del ámbito religioso. Los predicadores carnales han estado dando conocimiento carnal a gente carnal y por ende el verdadero poder de la Palabra de Dios no ha sido liberado. Pero en estos últimos días, el conocimiento por revelación de Dios está comenzando a fluir entre Su gente más que nunca antes. Los creyentes no están respondiendo a los títulos que anteceden o proceden al nombre de una persona, sino más bien al poder de la Palabra de Dios, independientemente del recipiente del que proviene, “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1ª. Cor. 4:20). Tu puedes tener este conocimiento por revelación, porque Dios ya te dio la “mente de Cristo” (1ª Cor. 2:16).
Andrew Wommack
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