martes, 17 de junio de 2008

Manejo del Enojo

Manejo del Enojo
escrito por Andrew Wommack


¿Alguna vez te has enojado con Dios? Seguramente, todos alguna vez han tenido enojo contra una persona. Y hay mucha gente que está enojada consigo misma. El enojo es un problema con el que todos tenemos que lidiar.

Mucha gente viene de ambientes donde luchar era lo normal. Nuestra cultura está tan llena de envidia y lucha que eso se convertido en parte de la vida. No nos damos cuenta de lo mortal que esto es. Pero sea que te des cuenta o no, la lucha te matará. Escucha lo que Santiago dijo acerca de la envidia y la lucha:

"Donde hay envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad." (Santiago 3:16)

Piensa por un momento en lo que este versículo está diciendo. Envidia y espíritu de contienda traen TODA clase de maldad. ¡Esta es una gran revelación! Tu puedes estar dando diezmos y donaciones y confiando en Dios en el área de tus finanzas, pero si tu estás viviendo en espíritu de contienda, tu le estás abriendo la puerta a la pobreza. Tu puedes estar tratando de tener cuidado de tu cuerpo y meditar en las escrituras de sanación, pero si tienes un mal pensamiento hacia otros o espíritu de contienda esto negará todo lo que hiciste y traerá enfermedades y malestar. Nadie que esté confiando en Dios para su victoria en cualquier área de su vida puede ignorar el manejar su enojo y esperar tener éxito. Es así de importante.

Esto no significa que debemos estar sin emociones o ser gente totalmente pasiva. Hay un uso apropiado del enojo. Si nosotros no entendemos esto y tratamos de erradicar completamente el enojo, no tendremos éxito y nos convertiremos tan pasivos de modo que permitiremos que Satán nos pasé por encima. Hay un propósito divino para el enojo.

ENOJO DIVINO

Piensa esto: Cada persona en el planeta tiene un temperamento. ¿Por qué crees que es así? ¿Crees que el diablo creó el enojo? ¡De ninguna manera! Satanás nunca creó nada. El no tiene el poder para crear. Todo lo que el hace es pervertir las divinas cosas que Dios creó.

Es Dios quien nos dió la capacidad de enojarnos. El enojo tiene una función divina. Pero con la mayoría de nosotros ha sido pervertida. No necesitamos que nos liberen del temperamento; necesitamos aprender cómo manejar ese enojo y dirigirlo en la forma en que Dios quiere que lo hagamos -no hacia las personas, sino hacia el mal y el diablo.

Hay un pasaje bien sabido de la Escritura que habla acerca del uso positivo del enojo. Sin embargo este pasaje es generalmente interpretado de una forma que pierde toda la verdadera intención de lo que Pablo estaba diciendo. En Efesios 4:26-27 dice,

"Airáos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo ".

Esto usualmente se ha interpretado como "Dios sabe que tu eres sólo humano y que algunas veces te vas a enojar. Eso simplemente ocurre. Pero no se convierte en pecado a menos de que tu permitas que persista. Entonces asegúrate de confesarlo y abandone su enojo cada noche antes de irse a dormir."

No cabe duda de que deshacerse rápido del enojo tiene un gran beneficio. Confesarse y deshacerse del enojo cada noche antes de irse a dormir es una cosa buena para hacer. Pero eso no es lo que el versículo está enseñando. Sino casi, casi lo opuesto.

Pablo está diciendo que existe un enojo divino que no es pecado. Dios nos manda enojarnos con un enojo de justicia divina. Entonces el dice, “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”. ¿Qué ocurre cuando se pone el sol? Típicamente dejamos de trabajar. El día se detiene y nosotros descansamos y nos vamos a dormir. Pablo está diciendo “No permitas que este enojo divino te detenga de trabajar. Mantenlo despierto. ¡Sacúdelo y mantente activo!" Entonces el versículo 27 continua "Ni déis lugar al diablo". Si nosotros no mantenemos en nosotros un enojo divino, estamos dando lugar al diablo ¡Qué revelación!

Hay un uso del enojo mediante la justicia de Dios. Sin entender esto, se han rendido a muchos Cristianos y se han vuelto tan pasivos que ellos ya no se enojan con el mal en este mundo. Por ende, Satanás tiene vista al blanco en todo lo que nosotros consideramos querido y santo. Nuestra sociedad está bajo ataque y el enojo con la justicia de Dios que nos ha dado como arma se mantiene encerrado y sin usarse. Esto tiene que cambiar.

Mira lo que la Palabra de Dios tiene que decir acerca del uso correcto del enojo:

"Los que amáis al Señor, aborreced el mal". (Salmo 97:10)
"El temor del Señor [es] aborrecer el mal: soberbia, arrogancia, mal camino y la boca rebelde, yo aborrezco". (Prov. 8:13)
"El temor del Señor [es] el principio de la sabiduría". (Salmo 111:10)
"El temor del Señor [es] el principio de conocimiento". (Prov. 1:7)
"El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno”. (Rom. 12:9)

Estas son sólo unas cuantas de las escrituras que hablan del uso justo del enojo y el odio. Mira de nuevo en Proverbios 8:13: "Soberbia, arrogancia, mal camino y la boca rebelde [literalmente perversa], yo aborrezco". ¿Realmente aborrecemos esas cosas? Deberíamos, pero la totalidad de los Cristianos no odiamos el mal. No nos gusta el mal, pero pocos discutirían que literalmente odiamos estas cosas. Los Cristianos no creen que se suponga que odiemos algo, pero eso no es lo que la Palabra de Dios dice.

Jesús fue impecable (sin pecado), pero El tuvo odio y enojo. En Juan 2:14-17, que tuvo lugar al principio del ministerio de Jesús en la tierra, y luego en Marcos 11:15-17, que tuvo lugar la última semana del ministerio de Jesús en la tierra, Jesús expulsó a los cambistas fuera del templo. El no se acercó a ellos tímidamente diciendo “Chicos, lo lamento. Yo no quiero lastimarlos de ninguna manera, pero tengo que hacer esto para obedecer a mi Padre.” ¡NO! El hizo un látigo y le pegó a la gente y a los animales y puso de cabeza sus mesas. El estaba furioso.

¿Dónde estaban los guardias del templo? Estoy seguro de que ahí estaban pero Jesús estaba en una furia santa que los paralizó de entrar en acción. Es cierto que Jesús nunca pecó, pero también es cierto que el se puso muy enojado al punto de la acción. Por lo tanto, este era un enojo acorde con la justicia de Dios. Necesitamos descubrir el uso en justicia divina del enojo y canalizar toda nuestra agresión de la forma apropiada. Así que sí hay un lugar apropiado para el enojo. Pero ¿qué hay del uso incorrecto del enojo? Todos nosotros tenemos que lidiar con enojarnos con personas. ¿Cómo superamos nuestro enojo y falta de perdón hacia la gente?

ENOJO NO DIVINO

¿Alguna vez has orado para que el Señor removiera de tu vida a alguien que te hace enojar? ¿Alguna vez has orado para que tus circunstancias cambiaran de tal forma que fueras liberado de aquellas cosas que te ponen furioso? Tú nunca serás capaz de remover de tu camino todas las cosas y personas agraviantes. Eso no es realista. Satanás tiene bajo su control a más que suficientes personas para hacer a lo largo de tu camino todo un desfile de personas molestas.

Tu no siempre puedes cambiar las circunstancias y tu no tienes autoridad para cambiar a los demás. Pero tu puedes cambiar lo que está dentro de tí que te hace enojar. Exactamente. Nuestro enojo proviene del interior, no del exterior. Yo sé que a la mayoría de la gente no le gusta esto. Al principio, es reconfortante pensar que es a causa de lo que alguien realizó lo que te hizo enojar, pero eso no es cierto. Si lo que las otras personas realizan te hace enojar, entonces siempre vas a estar enojado porque siempre va a haber alguien que no te trate como tú esperas. Eso te hace una víctima no un victorioso.

Aceptar la responsabilidad de tu enojo no divino te pone en el asiento del conductor. Tú solamente tienes autoridad total sobre tí mismo. Tú eres el único a quien tú realmente puedes cambiar. Si estás tratando de remover de tu camino todas las cosas y personas que te ponen furioso, tu nunca vas a ganar. Pero si manejas las cosas dentro de tí que causan ese enojo, tu nunca vas a perder, independientemente de lo que los otros hagan. Ese es el ejemplo que Jesús nos dio. El pudo ver a aquellos que se burlaron de El y lo crucificaron y decir:

"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen ". (Lucas 23:34)

Jesús no sólo sufrió más de lo que cualquiera de nosotros alguna vez sufriremos, El sufrió más injustamente que nosotros. Como Dios, El pudo haberse bajado de la cruz en cualquier momento y deshacerse por completo de Sus acusadores. Sin embargo, El en perfecta humildad consigo mismo incluso perdonó a Sus enemigos. Algunas personas piensan, “Bueno, ese fue Jesús. Yo ciertamente no soy Jesús.” Pero Jesús no fue el único que perdonó a aquellos que lo persiguieron. Esteban actúo igual que Jesús en Hechos 7:60. Mientras era apedreado a muerte, el se arrodilló y clamó en voz alta,

"Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió ".

En Efesios 4:32, Pablo nos ordenó que nosotros hiciéramos lo mismo:

"Antes sed amables los unos con los otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó en Cristo ".

No solamente se supone que nosotros debemos resistir el enojo, sino que se nos ordena perdonar a aquellos que nos ofenden. No podemos controlar a los demás, pero podemos controlar lo que está dentro de nosotros que nos hace enojar. La clave se encuentra en Proverbios 13:10:

"Sólo la soberbia produce contienda".

No es lo que los otros nos hacen lo que nos enoja; es la soberbia dentro de nosotros lo que ocasiona que nos enojemos. Yo sé que eso no es lo que la mayoría de la gente cree, pero eso es lo que dice la Palabra de Dios. Este versículo no dice que la soberbia es una de las principales razones para el enojo - es la única razón. ¡Qué enunciado!

Hace muchos años yo ministerié esto en Pueblo, Colorado, y un hombre vino a buscarme después de la reunión y dijo, “Yo tengo muchos problemas, pero la soberbia no es uno de ellos. Tengo tan baja autoestima que me odio a mí mismo. Siento mucha rabia. Yo no puedo entender cómo mi soberbia pueda ser la fuente de mi enojo.” Lo que a este hombre le faltaba era la definición correcta de soberbia.

Muchas personas piensan que soberbia es sólo arrogancia. Pero esa es sólo una manifestación de la soberbia. La timidez y la seriedad son manifestaciones extremas de soberbia. Soberbia, es básicamente, el centrarse en uno mismo y nada más, egoísmo, egocentrismo. Las personas tímidas e introvertidas son personas extremadamente centradas en sí mismas. Yo sé que esto puede ser cierto porque yo era un introvertido. Yo no podía ver a la gente a la cara cuando hablaba con ellos. Me consumía tanto conmigo mismo que siempre estaba pensando “¿Qué van a pensar de mí? ¿Iré a cometer un error y me veré ridículo?” Ese ego-centrismo me hizo tímido.

Si tienes un testimonio de lo que el Señor ha hecho por ti que puede ayudar a alguien, pero sin embargo te da pena compartirlo en radio o televisión porque todos te estarían viendo, entonces tu todavía tienes asuntos pendientes por resolver con la soberbia. Probablemente no te llamen a que transmitas por radio y televisión en la forma en que yo lo hago, pero todos somos llamado, así que "estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros." (1 Pedro 3:15)

Entonces, soberbia, no es solamente pensar que nosotros somos mejores que los demás; la soberbia puede ser pensar que somos peores que otros o simplemente ser ego-centristas. No importa si el ser se está exaltando así mismo o se está derribando a sí mismo. Todo es egocentrismo, que es soberbia. Te guste o no, lo comprendas o no, la soberbia es la fuente de todo nuestro enojo. Conforme regulemos nuestro amor, el enojo hacia otros se disipará. La única razón por la que nos ofendemos tan fácilmente es porque nos amamos a nosotros mismos por sobre todas las cosas. Conforme morimos a nosotros mismos, seremos capaces de amar a los demás en la forma en que lo hizo Jesús.

Tengo mucho más que compartir sobre este tema de lo que pude reducir en este artículo. Tengo una enseñanza intitulada Anger Management. Es un álbum de tres partes que maneja verdades que yo no he escuchado que nadie más enseñe. Estoy seguro que otros enseñan esto, pero ciertamente no es común. La primera parte intitulada "Godly Anger," te mostrará el uso apropiado del enojo. Esto es necesario para resistir a Satanás y su mal. La segunda enseñanza, intitulada "Ungodly Anger's Source," te explicará cómo el amor propio es la raíz de todo el enojo no divino. Es indispensable para cualquier persona que batalle con su temperamento (todos nosotros). La tercera enseñanza se intitula "Anger Toward God, Others, and Self."

Andrew Wommack

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