martes, 17 de junio de 2008

Cambio Sin Esfuerzo

Cambio Sin Esfuerzo
escrito por Andrew Wommack

Todos lo que conozco quieren cambiar y crecer. Creo que eso es parte de haber sido hechos a imagen de Dios. El Señor creó dentro de cada uno de nosotros un conocimiento de que nosotros estábamos destinados a más de lo que nosotros estamos experimentando. Ambos creyentes e incrédulos desean alcanzar más, incluyendo aquellos quienes han experimentado un gran “éxito” a los ojos del mundo.

Sin embargo, para aquellos que han nacido de Nuevo, el deseo verdaderamente se intensifica. El Espíritu Santo nos dará una santa insatisfacción que nos conducirá hacia el cambio. Una vez que nos damos cuenta que Dios Todopoderoso vive en nosotros y quiere expresarse a Sí mismo a través de nosotros, es difícil, si no imposible, contentarse con cómo le permitimos a El que lo haga.

Jesús fue el único quien le dio al mundo la perfecta visión del Dios viviendo a través del hombre. Nosotros nunca seremos la expresión de la imagen de Dios en la forma de Jesús, pero todos tenemos el potencial de expresarlo a El en una forma mayor de la que nunca antes lo hemos hecho. Pero, para poder hacer eso, nosotros tenemos que cambiar.

Crecimiento siempre significa cambio. Entonces, si tu no estás experimentando un crecimiento en tu vida, puede ser porque quizá tu no estés cambiando. ¿Has visto una planta que sea verde y creciendo y que no esté en un estado constante de cambio? Para la planta, es sin esfuerzo; simplemente crece y el cambio es evidente para todos. Nuestras vidas debieran ser como eso -verde, creciendo, cambiando y evidente para el mundo.

La pregunta es ¿cómo lo hacemos? Si tu eres como muchos Cristianos, probablemente tu has tratado de cambiar muchas veces pero te encuentras a ti mismo cayendo otra vez en los viejos patrones y experimentando los mismos viejos problemas. Eso es frustrante, y más importantemente, es un área de cultivo para muchas de las más devastadoras mentiras y trampas de Satanás.

Si no somos cuidadosos, nosotros como Cristianos podemos sentirnos más como fracasos que los perdidos. Después de todo, se nos ha dicho que seamos como Jesús, y esa es una tarea enorme.

El cambio realmente inició para mí el 23 de marzo de 1968, cuando tuve un encuentro glorioso con el Señor. Yo he visto un poco de lo grandioso que el Señor era y lo que El quería que yo fuese. Empecé a cambiar rápidamente, pero estaba a un millón de millas de la vida victoriosa que El me ha revelado. En veces, el proceso se me hacía tan largo y la meta tan lejana que yo me desesperanzaba de alguna vez poder hacer un progreso en mi tiempo de vida.

Arrodillado junto a mi cama, un día en 1968, yo empecé a orar “Señor, ¿qué es lo que tengo que hacer? ¿Cómo puedo yo alguna vez ser como tu? Yo abrí mis ojos y mientras ví mi Biblia yaciendo frente a mí en la cama, Yo escuché al Señor decir esto en mi corazón: “ Sólo pon Mi Palabra en ti, y eso hará todo el resto.” La Palabra de Dios ha sido mi principal directiva por los últimos treinta y siete años, y ha producido resultados milagros. Y el cambio que esto ha producido ha sido casi sin esfuerzo. El único esfuerzo ha sido mantenerme concentrado en la Palabra de Dios.

A pesar de que el Señor me habló en oración, era importante verlo en la Palabra. El me lo reveló y confirmó mediante una parábola en Marcos 4:26-29.

“Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa una semilla en la tierra; y duerme y se levanta noche y día, y la semilla brota y crece sin que él sepa como. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga: y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.”

En esta parábola, Jesús usó un ejemplo de semilla, tiempo y cosecha que todos entendieron, con este ejemplo ilustró verdades acerca de cómo opera la Palabra de Dios, que muy pocos entendieron.

Primero, El enseñó que la Palabra de Dios tiene que ser plantada en nuestros corazones como una semilla. Al igual que una semilla no libera su vida sino hasta que es plantada en el suelo, la Palabra de Dios no nos liberará sino hasta que la tengamos en nuestros corazones. Tener una Biblia en nuestra mesa, en nuestra mano, o en nuestra cabeza no es suficiente; necesitamos comprometer nuestros corazones a la Palabra de Dios.

Segundo, en la parábola de Jesús, el hombre que sembró la semilla, se fue a dormir y se levantó al día siguiente. Para que una semilla germine toma tiempo. Tu no puedes plantar una semilla un día y esperar verla crecer al día siguiente. El hecho de que no haya nada visible sobre el suelo no significa que la semilla no esté creciendo. Y si tu cavas el suelo diariamente para ver si algo está ocurriendo, nunca crecerá. Tu tienes que tener fe de que la semilla hará lo que Dios diseño que hiciera para fructificar en su momento.

La Palabra de Dios funciona de la misma manera. Cuando nosotros meditamos en la Palabra de Dios por un día, no podemos esperar ver resultados al día siguiente. Y nosotros no podemos meditar en Su Palabra un Día y luego vivir en forma diferente los otros seis días. Eso equivaldría a estar cavando sobre la semilla.

Juan 15:7-8 dice esto,

“Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho. En esto es glorificado mi padre, en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos.”

Siguiente, Jesús compartió una de las más importantes verdades de esta parábola. El dijo “y la semilla brota y crece sin que él sepa como.” Este es un argumento impresionante. Nadie sabe cómo funciona una semilla.

El hombre, con todo su entendimiento, no ha podido descifrar el milagro de una semilla. Podemos hacer cosas que se parecen a una semilla, saben a una semilla y tienen los mismos elementos químicos que una semilla. Pero si tu la plantas, no crecerá. Por miles de años, las personas han plantado semillas y recolectado su cosecha sin comprender como es que todo funciona.

Yo tampoco comprendo como funciona la semilla que la Palabra de Dios plantó en nuestros corazones. Y yo no puedo explicar cómo leer la Palabra de Dios difiere del acto de leer palabras de algún otro libro. Yo no lo comprendo, pero sé que funciona. He experimentado la vida sobrenatural que la Palabra de Dios imparte.

La Palabra es una semilla que contiene la misma vida de Dios. Cuando es plantada en nuestros corazones y permanece ahí, liberará esa vida. El único esfuerzo de tu parte es tomarte el tiempo y hacer el esfuerzo para plantar la semilla. Entonces, el cambio milagroso que tu buscas viene sin esfuerzo conforme la semilla de Su Palabra echa raíces en tu corazón.

Esta es una verdad tan simple que la mayoría de las personas no la han visto. Muchos están buscando un encuentro espectacular con el Señor que transforme sus vidas instantáneamente. Ellos quieren su milagro de microondas en lugar de permitir que transcurra el tiempo para que la semilla produzca fruto.

Muchos están dispuestos a gastar horas en oración pidiendo un milagro en lugar de plantar la Palabra de Dios en sus corazones que en el tiempo producirá el milagro. La oración es lo que el agua y el abono son para una semilla. Ellos ayudan a que la Palabra libere su vida. Pero si tu no has plantado la semilla, no importa cuánta agua y fertilizante apliques, el suelo no producirá frutos. ¡Es la semilla la que contiene vida!

La oración no es un sustituto de plantar la semilla de la Palabra de Dios en tu corazón. La oración sin la Palabra es religiosidad en su mejor calificación y queja en su peor.

Romanos 12:2 nos da otra clave para un cambio sin esfuerzo.

“Y no os conforméis con el mundo, sino ser transformados por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprueben cuál es la buena, aceptable y perfecta voluntad de Dios.”

La palabra “transformados” fue traducida de la palabra Griega “metamorphoo” de la que se deriva la palabra “metamorfosis”. Está describiendo el cambio milagroso de oruga a mariposa. Si nosotros queremos ser cambiados en naturaleza y apariencia tan drásticamente como la oruga se convierte en mariposa, la forma de hacerlo es renovando nuestras mentes. La Palabra de Dios es la principal forma para lograrlo.

En lo natural, reconocemos que nosotros no podemos tener una cosecha sin plantar semillas. Pero en lo espiritual, los Cristianos lo intentan todo el tiempo. En lugar de ir a la Palabra y meditar por si mismos en las Escrituras, ellos corren hacia alguien que ha invertido tiempo en la Palabra y le piden ayuda. Ese es un intento de tomar un atajo en el proceso de semilla, tiempo y cosecha.

Entonces, si ellos no ven resultados se sienten confundidos y agraviados. Dios puede cubrir las necesidades a través de la fe de otros, pero esta forma de tocarnos es temporal y secundaria. La mejor forma para Dios es tomar la semilla de Su Palabra y plantarla en nuestros corazones donde naturalmente y sin esfuerzo producirá los cambios que deseamos.

¿Has visto alguna vez que un árbol de manzanas se queje y luche por producir manzanas? ¡Nunca! La naturaleza de un árbol de manzanas es justamente producir ese fruto. También es tu naturaleza producir fruto, fruto espiritual, y eso ocurre naturalmente.

No obstante, nosotros si tenemos un rol que desempeñar. Dios nunca ha plantado una semilla o sembrado el campo para nadie. Y esa es la parte natural que nosotros debemos hacer. Depende de nosotros el plantar consistentemente Su Palabra en nuestros corazones, confiar en esa Palabra y luego rociarla y nutrirla con oración. Si nosotros hacemos ese pequeño esfuerzo el milagro de vida en la semilla de la Palabra de Dios se encargará del resto. Nuestras vidas cambiaran sin esfuerzo y en forma natural.

La vida Cristiana no es dura realmente, de hecho es fácil si estamos confiando en la Palabra de Dios. La Palabra nos puede transformar de tal forma que acontezca la perfecta voluntad de Dios para nosotros. Esa es la promesa de la Palabra de Dios. Romanos 8:6 dice,

“Ocuparse del espíritu es vida y paz.”

Ocuparse del espíritu es ocuparse de la Palabra (Juan 6:63). La Palabra de Dios es la semilla. Nuestros corazones son el suelo. Y el cambio divino es el fruto que anhelamos.

Esta enseñanza es absolutamente fundamental en tu caminar Cristiano. La falta de conocimiento en esta área es la razón por la que muchos Cristianos continúan frustrados en su camino con el Señor. Ellos se han quedado atorados en la misma condición espiritual sin entender por qué.

Si tu no has ordenado tu copia de estas series intituladas Effortless Change**, entonces por favor hazlo ahora. Yo vivo por las verdades que yo enseño en estas series. Ellas han cambiado mi vida y sé que también impactarán la tuya dramáticamente. Tal como en el ámbito natural no hay crecimiento sin plantar semillas, no hay crecimiento espiritual sin plantar la Palabra de Dios en tu corazón. Estas series te entusiasmarán sobre el poder que la Palabra de Dios tiene para producir cambio.

Andrew Wommack

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**Nota del traductor. - Effortless Change actualmente sólo está disponible en idioma Inglés.

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