sábado, 27 de febrero de 2010

Las Cuatro Claves Para Seguir Lleno de Dios

Las 4 Claves Para Mantenerte Lleno de Dios
escrito por Andrew Wommack


La mayoría de la gente tiene el concepto de que las cosas que Dios hace en sus vidas son breves. Inclusive he escuchado esto expresado como si nosotros fuésemos vasijas agujereadas que necesitamos rellenados frecuentes del Espíritu Santo, sanación o lo que sea. Ahora no me malinterpreten; la experiencia de la mayoría de la gente es que lo que Dios hace en sus vidas disminuye con el tiempo. Te lo garantizo. Más aún, hay ejemplos en la escritura acerca de gente que fueron llenados con el Espíritu Santo más de una vez (Hechos 4:31), pero no tiene que ser así. El argumento de Pablo en Romanos 11:29 deja una impresión diferente. El versículo dice:


"Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.”



Pablo está diciendo que las cosas que Dios nos da no son temporales. El no las quita. El no cambia. (Mal. 3:6). El es el mismo hacia nosotros en todos los tiempos (Heb. 13:8). Somos nosotros los que cambiamos.

Este es un cambio mayor de paradigma en nuestro pensamiento. Si tu no estás sintiendo el amor de Dios, en lugar de pedirle a El que te toque otra vez necesitas reconocer que Dios no ha dejado de amarte y debes animarte a ti mismo en el amor de Dios. Esto es lo que David hizo en la 1 de Samuel 30:6, y esto es lo que se nos dice que hagamos en Judas 1:21: "Conservaos en el amor de Dios."

Si yo fuera Dios (¡todos estamos contentos de que no lo soy!), me ofendería escuchar a la gente por quienes morí y a quienes prometí mi amor infalible que me pregunten cosas como “¿Tu todavía me amas? Se lo que dice Tu Palabra, pero yo no siento nada.” El espíritu de cachetadas querría venir sobre mí. Gracias a Dios por Su fidelidad y estabilidad. Aún cuando nuestro Padre es mucho más comprensivo de lo que yo lo soy, yo creo que a El no le complace tener a Sus hijos constantemente pidiéndole a El cosas que El ya les ha dado. Es incredulidad simple y eso no lo complace a El. (Heb. 11:6).

La verdad es que una vez que somos sanados, la sanación de Dios nunca deja nuestras vidas. Nosotros podemos renunciar caminar en esa unción, pero Dios no nos quita la sanación. Esta sigue ahí. Entonces, si la enfermedad regresa, no es momento de rogarle a Dios por nuestra sanación otra vez, sino tiempo de regresarnos de vuelta a lo que Dios ya nos ha dado. Si nosotros perdemos el gozo del Señor, Dios no se lo llevó, simplemente nosotros en primera instancia dejamos de enfocarnos en las cosas que liberan el gozo de Dios en nuestras vidas. Todo lo que necesitamos hacer para obtenerlas nuevamente es regresar a donde lo dejamos y retomar el camino.

Este es un pensamiento liberador y sin embargo molesta a algunas personas. Yo creo que la razón por la que los molesta es por causa del miedo a la responsabilidad que tiene esta generación. Somos reacios a aceptar la responsabilidad personal por nuestras acciones y sus consecuencias. No queremos sentirnos mal con nosotros mismos. Amamos decir “La razón por la que soy así es por ellos o por algo que alguien me hizo o por algún problema médico. Es esa mujer que tú me diste." (Gen. 3:12).

Esta actitud ha infiltrado la iglesia. Los cristianos están diciendo que Dios es quien está deteniendo el renacimiento y necesitamos rogarle para que El cambie de opinión y tenga misericordia de nosotros. ¡TENGAN UN COSCORRÓN! ¡Dios quiere resurgir más de lo que nosotros lo queremos! No necesitamos rogarle por ello. El está rogando con nosotros para entrar en el flujo y liberar Su poder en el mundo. Esto mismo aplica para la sanación, gozo, paz y cualquier otra cosa que Jesús haya adquirido para nosotros a través de Su muerte y resurrección. Dios quiere que nosotros tengamos estas cosas y ya nos ha bendecido con ellas. (Efesios 1:3). Si nosotros no las estamos experimentando, no es Dios quien no está dando, somos nosotros quienes no estamos recibiendo.

Es como las señales de radio o televisión. Están transmitiendo constantemente y sin embargo no siempre podemos verlas o escucharlas. Pero no es debido a que las estaciones se encuentren fuera del aire sino porque nosotros no siempre estamos encendidos y sintonizados. De la misma forma, Dios nunca nos deja. El prometió que El no lo haría (Mateo 28:20). Lo único que varía es nuestra percepción de Su cercanía.

Comprender esto cambia todo. Cambiará la forma en que tu oras, la forma en que tu crees y la forma en la que actúas. Dios nunca es nuestro problema. Dios nunca es el que tiene que ser despertado y puesto en acción. Siempre somos nosotros los que apagamos nuestros receptores o cambiamos la señal hacia otra frecuencia. Por ende, todas las reparaciones deben ser hechas en nuestros receptores, no el transmisor de Dios.

Romanos 1:21 enlista cuatro cosas que la gente hace para matar la transmisión de Dios. La primer cosa es que ellos dejan de glorificarlo a El como Dios. Esto significa que ellos dejan de valorar lo que El ha hecho en sus vidas. La misma palabra Griega que fue traducida como “glorificar” en Romanos 1:21 fue traducida como “magnificar” en Romanos11:13. Entonces, glorificar a Dios es magnificar a Dios. ¿Qué significa esto? ¿Cómo podemos hacer más grande a Dios?

La verdad es que no podemos hacer más grande a Dios. El es quien El es, independientemente de lo que nosotros pensemos. Nuestra incredulidad no cambia Su naturaleza y carácter, pero en lo que concierne a nuestra percepción, nosotros podemos magnificar a Dios. Nuestros pensamientos o bien magnifican a Dios, o magnifican al diablo. Cualquier cosa que ocupe nuestra atención es magnificada automáticamente a través de nuestros pensamientos. Cualquier cosa que nos rehusemos enfocar nuestra atención es disminuída. La triste verdad es que muchos de nosotros no intencionalmente hemos magnificado lo negativo y disminuido lo positivo. El diablo pone en nuestro camino un pequeño palillo mondadientes y por el tiempo que pasamos preocupándonos por él, se convierte en este enorme bate de béisbol con el que el diablo nos golpea la cabeza. La buena noticia es que nosotros podemos reversar este proceso.

La segunda cosa que Romanos 1:21 enlista como algo que disminuye nuestro reconocimiento de la revelación de Dios es que nosotros somos ingratos. Pablo enlistó la ingratitud como una de las señales del final de los tiempos y la puso en el mismo versículo que el orgullo, blasfemia, soberbia y vanagloria (2 Tim. 3:1-2). No muchas personas rebatirán esto hoy día, tenemos una sociedad de lamentadores y quejosos. Nosotros somos más prósperos que cualquier otra gente que alguna vez haya vivido en la tierra. Nosotros tenemos más ventajas. Las oportunidades son ilimitadas. Y sin embargo los suicidios están más altos que nunca. La gente tiene que regular su humor con pastillas. Hay gente más miserable que nunca antes. Ellos están quejándose por lo que no tienen en lugar de estar agradecidos por lo que sí tienen.

El salmo 69:30 dice, "Alabaré con cantos el nombre de Dios, lo magnificaré con gratitud." La gratitud magnifica a Dios. Ese fue el primer punto en Romanos 1:21. Estas cosas están conectadas. Tu no puedes verdaderamente glorificar o magnificar a Dios si tu no eres agradecido. Van de la mano. Un corazón de agradecimiento y gratitud es una necesidad si vas a mantener tu revelación del amor y fidelidad de Dios.

Romanos 1:21 continúa mencionando que una imaginación vana es el siguiente paso para perder la revelación de Dios. Esta es una de las áreas en las que yo me he extendido en la nueva, mejorada y ampliada serie de cuatro partes intitulada The Four Keys to Staying Full of God. Nuestras imaginaciones son mucho más importantes de lo que la mayoría de la gente se puede percatar. La palabra Hebrea que fue traducida como “imaginación” en el Antiguo Testamento literalmente significa “concepción” (Fuerte). Nuestras imaginaciones son donde nosotros concebimos nuevas ideas. Sin una imaginación vívida, nosotros somos estériles espiritual y creativamente.

Un constructor usa un plano para imaginar lo que va a construir. Nuestras imaginaciones son la parte de nosotros que nos permite dar direcciones a los demás o regresar a un sitio en donde ya hemos estado. Nosotros no necesitamos físicamente ir por la calle y ver los semáforos y entonces dar vuelta a la derecha. Nosotros vemos estas cosas en nuestras mentes, no nuestros ojos físicos. Esa es nuestra imaginación. Nosotros usamos nuestra imaginación para ir arriba y abajo de los pasillos del supermercado y ver las cosas que queremos anotar en nuestra lista de compras antes de ir a la tienda. No podemos funcionar sin una buena imaginación.

Ya que hemos fallado en glorificar a Dios y ser agradecidos, nuestras imaginaciones automáticamente se han vuelto vanas. Eso no significa que no estén funcionando, están funcionando bien, pero ellos sólo ven lo negativo, no lo positivo. Una persona con una imaginación vana es un pesimista en lugar de un optimista. Ellos consistentemente se imaginan el fracaso en lugar del éxito. Esto describe muy fielmente a un largo segmento de nuestra sociedad y a una gran parte del cuerpo de Cristo. Es debido a que hemos permitido que nuestras imaginaciones se vuelvan vanas a través de no glorificar a Dios y ser agradecidos.

El último paso descrito en Romanos 1:21 es que nuestros necios corazones se quedarán oscurecidos. Esto está describiendo a una persona que no es capaz de percibir la verdad a causa de la dureza de corazón. Pablo describió esta condición como “ceguera en sus corazones” en Efesios 4:18. Ciertamente, esto es descriptivo de la mayoría de nuestra cultura hoy día. Estamos llamando malo a lo bueno y bueno a lo malo (Isaías 5:20).

Muchos Cristianos están orando desesperadamente para que Dios reverse esta condición del corazón en la gente de nuestra sociedad e incluso en sus propios corazones: sin embargo, no podemos tener corazones sensibles a Dios sin hacer las primeras tres cosas enlistadas en Romanos 1:21. Todo está interrelacionado. Necesitamos regresar al principio y empezar a glorificar y magnificar a Dios. Luego, debemos ser agradecidos. Esto nos llevará a una imaginación positiva que suavizará nuestros corazones hacia Dios y nos devolverá nuestra habilidad para percibir la verdad espiritual.

El album de cuatro partes intitulado The Four Keys to Staying Full of God cubrirá mucho más detalladamente estas verdades. Te animo a que ordenes este album hoy. Es un cambiador de vidas. Por favor no te pierdas esta enseñanza.

Andrew Wommack

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