martes, 17 de junio de 2008

Un Lugar Llamado "Allá"

Un Lugar Llamado “Allá”
escrito por Andrew Wommack

La Biblia dice,
“Elías era un hombre sujeto a pasiones como nosotros” (Santiago 5:17).

Sin embargo él fue grandiosamente usado por Dios. Esta referencia está hablando del tiempo en el que Elías se volvió tan “desanimado” que le pidió a Dios que lo aniquilara. (1 Reyes 19:4).

Elías no era perfecto; sin embargo él hizo que bajara fuego del cielo tres veces; él fue la primera persona en levantar a alguien de la muerte; él ocasionó el reavivamiento más grande en la historia hasta ese punto, su palabra inició y concluyó una sequía de tres años, él multiplicó el alimento milagrosamente, y él es uno de los dos únicos hombres que nunca murieron -él fue llevado vivo al cielo. Hay mucho que podemos aprender, positivo y negativo, de un hombre como este.

La Biblia da un preámbulo de Elías. No fue su educación o su “pedigree” lo que lo llevaron a la posición de influencia y poder. Elías era nadie hasta que él recibió una palabra de Dios. Fue la revelación que Dios le dio lo que lo puso en una posición de liderazgo.

Similarmente, cualquiera que es nacido de nuevo, o bautizado en el Espíritu Santo, o que tiene una buena relación con el Señor, también tiene una revelación de Dios. Tal como la revelación de Dios a Elías lo puso en una posición de influencia, igualmente cualquiera que tiene una revelación de Dios tiene el potencial para influenciar a otros. La única diferencia es que Elías sabía lo que tenía y era suficientemente entusiasta para hablar.

Muchos de nosotros hemos sido intimidados por el que no es dios. No estamos diciendo la verdad que tenemos del Señor entusiastamente. ¿Qué hubiera pasado si Elías no le hubiera dicho la profecía al Rey Acab? La sequía podría haber ocurrido de todas maneras, pero Elías no habría podido usarla para afectar a la nación. La gente hubiera visto la sequía como un suceso natural.

Elías fue suficientemente entusiasta para hablar antes de que hubiera ninguna prueba de que lo que él estaba diciendo ocurriría. Eso requirió fe y gran valentía.
Cuando la sequía vino como fue prometido, Elías se convirtió en el hombre más buscado y procurado en la nación:

“Vive el Señor, que no ha habido nación ni reino adonde mi Señor no haya enviado a buscarte, y todos han respondido: No está aquí; y a reinos y a naciones él ha hecho jurar que no te han hallado.” (1 Reyes 18:10).

Si nosotros manifestáramos verbalmente las verdades que Dios nos ha mostrado, igual que Elías, las verdades de las que nosotros hablamos ultimadamente prevalecerían.

Elías no tenía todas las respuestas ni sabía que ocurriría después cuando él le dijo la profecía al Rey Acab (1 Reyes 17:1). Acab había prohibido adorar al Dios verdadero, instituyendo el culto a Baal. El mató a los profetas del Señor y Elías estaba poniéndose a si mismo en el camino del daño por obedecer al Señor.

No fue sino hasta después de que Elías entregó la palabra del Señor, que Dios le habló a él acerca de cómo El lo protegería y lo sostendría.

Primera de Reyes 17:2-4 dice,
“Y vino a él palabra del Señor, diciendo: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer.”

Una de las lecciones más grandes que podemos aprender aquí es que Dios no revela Su plan complete inmediatamente. El nos revela Su voluntad paso a paso. Una vez que obedecemos el primer paso, El nos muestra el siguiente. ¿Por qué el Señor debiera mostrarnos el paso dos o el diez si nosotros no hemos obedecido el paso uno? Eso nos hace más confiables. Entonces, no trates de imaginarte cuál es el próximo paso sino hasta que hayas actuado en lo que tu sabes que te toca hacer ahora. Esa es una verdad poderosa.

El Señor le dijo a Elías que fuera al Arroyo de Querit. El ya había ordenado a los rabinos para que llevaran mañana y tarde pan y carne a Elías “ALLÁ”. ¡Esto fue milagroso! ¡Qué gran provisión durante un tiempo tan terrible!

Pero date cuenta de esto: El Señor no mandó a Elías a que se aprovisionara donde él estaba. Un “quarterback” no arroja el balón de fútbol a donde está el receptor, sino a donde se dirige el receptor. El milagro de Elías no era donde él estaba sino donde el Señor lo estaba enviando. ¡Eso es impresionante!

Cada uno de nosotros tiene un lugar llamado “ALLA”, en donde las bendiciones del Señor están esperando. El Señor nunca falla en proveer, pero la gente a menudo falla en recibir porque no están todos “ALLA”. Si Elías no se hubiera ido a su lugar llamado “ALLA”, su desobediencia no habría detenido la fidelidad de Dios; sin embargo, el no habría recibido la provisión, ésta estaba “ALLA”, cerca del Arroyo de Querit.

Esto es exactamente lo que nos está pasando a muchos de nosotros. El Señor ha puesto algo en nuestros corazones para que digamos o hagamos. Pero, si no hemos obedecido, nosotros no estamos en nuestro lugar de “ALLA”. Nosotros no vemos la provisión de Dios, puesto que no estamos en ese lugar de obediencia.

He escuchado a mucha gente decir que el Señor les dijo que asistieran al Charis Bible College. Pero ellos no pueden ver cómo esto podría ocurrir. Ellos querían ver la provisión del Señor antes de ir “ALLA”. Así no es como funciona.

Algunos de ustedes no están viendo la provisión de Dios, porque no están haciendo lo que El les ha dicho que hagan. Esto no significa que el Señor te esté castigando. Si Elías no hubiera ido “ALLA,” el se hubiera perdido su provisión. El Señor tiene una provisión para ti también, pero está “ALLA”.

Este lugar llamado “ALLA” cambia. Dios cambió el lugar y el método de la provisión de Elías:
“Vino luego a él palabra del Señor, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente.” (1 Reyes 17:8-9).

Tu no puedes solamente buscar al Señor una vez, oír Su voz, ponerte de pie en fe y dejar de escuchar. El Señor nos conduce a Su perfecta voluntad paso a paso. Elías se movió cuando el Señor le dijo que se moviera.

Esto guió a Elías a la ciudad de Sarepta donde él le pidió a una viuda que le diera lo último de su comida. Parecía como si él estuviera tomando de esta mujer, pero de hecho el le estaba dando a ella. En lugar de ser su última comida antes de morir, el Señor multiplicó los abastos de la mujer, lo que mantuvo vivos a la mujer, a su hijo y a Elías por más de tres años. (1 Reyes 17:15-16). ¡Qué gran milagro!

Y eso no fue todo lo que la viuda recibió. Su fidelidad en dar ocasionó que su hijo fuera levantado de los muertos (1 Reyes. 17:17-23). Ella había estado operando en fe cada día. Ella usaría la última porción de aceite y comida para Elías y luego darse cuenta que siempre había suficiente para hacerse un pastel para ella y para su hijo. Este fue un gran constructor de fe que estoy seguro tuvo que ver en el milagro de su hijo.

Elías prosiguió y llamó al fuego a descender del cielo y consumir un sacrificio a la vista de toda la gente de Israel. (1 Reyes 18:36-38). La gente que lo vio vociferaba, “El Señor, El es Dios. El Señor, El es Dios.” Ellos mataron a todos los profetas de Baal y la nación entera se volvió hacia el Señor.

Ese mismo día, Elías oró y puso fin a la sequía con una gran tormenta (1 Reyes 18:41-45). El estaba tan energizado, que venció al carruaje de Acab en una carrera de veinte millas aún cuando Acab había salido primero. ¡Elías estaba emocionado!

Aquí hay una lección muy importante: Después de grandes victorias vienen grandes tentaciones. Esto es primeramente porque nosotros perdemos nuestro sentido de humildad y dependencia en Dios (1 Reyes 19:4). Elías había desafiado exitosamente al rey, sus ejércitos, sus profetas y a toda la gente en la nación. Pero al día siguiente, una nota de una mujer lo hizo correr aterrorizado. (1 Reyes 19:2-3).

El Señor se apareció a Elías y le preguntó: “¿Qué estás haciendo AQUI, Elías?” (1 Reyes 19:9). Elías ya no estaba “ALLA”. Su lugar llamado “ALLA” se quedó atrás en Samaria. La gente ahora estaba adorando al Dios verdadero, pero Elías corrió atemorizado dejando a la gente sin un líder.

Esto derivó en que el Señor reemplazara a Elías con Eliseo. El ministerio de Elías se quedó corto de lo que pudo haber sido. El Señor de hecho habló con Elías en voz audible. El le dijo que hiciera tres cosas, una de las cuales era ungir a Eliseo para que lo reemplazara (1 Reyes. 19:15-16). Elías ungió a Eliseo (1 Reyes 19:19), pero no hizo las otras dos cosas. Esto significa que Elías falló en dos tercios de las cosas que el Señor le dijo que hiciera. Eso es impresionante.

Tu podrías pensar que esto significó que Elías fue borrado y nunca más usado por Dios nuevamente. Ese no es el caso. Elías siguió profetizando (1 Reyes 21:17-24), y él llamó al fuego de Dios para que descendiera dos veces más (2 Reyes 1:9-12). Y lo más impresionante de todo, Elías nunca murió; él fue ascendido al cielo por un remolino de viento (2 Reyes 2:11).

Este hombre, quien fallo miserablemente, continuaba caminando tan cerca con Dios que nunca murió. Esto nos habla a todo volumen. El Señor nunca ha tenido a nadie trabajando para El que hubiera estado calificado. El nos usa a pesar de lo que hacemos, no en función de lo que hacemos. Si nosotros nos apegamos a nuestra fe, nosotros todavía podemos experimentar cosas maravillosas del Señor incluso después de haberle fallado POR UN GRAN TIEMPO. Qué verdades tan poderosas.

Andrew Wommack

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